jueves, 18 de junio de 2015

Enciclica del Papa sobre ecología :"Laudato Si, mi Signore"






Comparto un link para el que desee bajar la Encíclica del Papa Francisco “Laudato si , mi Signore” (“Alabado seas mi Señor”); que son las palabras inaugurales de la alabanza conocida como el “Cantico a las creaturas” que nace y brota de corazón y labios del joven Francisco de Asís (¡Alabado sea, mi Señor, en todas las creaturas tuyas, especialmente el señor hermano Sol, por quien nos das el día y nos alumbras, y es bello y radiante con grande esplendor: de Ti, Altísimo, es significación!....).
Transmito además algunas palabras del inicio de la encíclica donde el Papa Francisco señala el sentido , eje y espiritualidad de la misma. Bendiciones
Cristian

“No quiero desarrollar esta encíclica sin acudir a un modelo bello que puede motivarnos. Tomé su nombre como guía y como inspiración en el momento de mi elección como Obispo de Roma. Creo que Francisco es el ejemplo por ex­celencia del cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Es el santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno a la ecología, amado también por muchos que no son cristianos. Él manifestó una atención particular hacia la creación de Dios y hacia los más pobres y abandonados. Amaba y era amado por su alegría, su entrega generosa, su corazón universal. Era un místico y un peregrino que vivía con simplicidad y en una maravillosa armonía con Dios, con los otros, con la naturale­za y consigo mismo. En él se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compro­miso con la sociedad y la paz interior.

Su testimonio nos muestra también que una ecología integral requiere apertura hacia catego­rías que trascienden el lenguaje de las matemáti­cas o de la biología y nos conectan con la esencia de lo humano. Así como sucede cuando nos ena­moramos de una persona, cada vez que él miraba el sol, la luna o los más pequeños animales, su re­acción era cantar, incorporando en su alabanza a las demás criaturas. Él entraba en comunicación con todo lo creado, y hasta predicaba a las flores « invitándolas a alabar al Señor, como si gozaran del don de la razón ». Su reacción era mucho más que una valoración intelectual o un cálculo económico, porque para él cualquier criatura era una hermana, unida a él con lazos de cariño. Por eso se sentía llamado a cuidar todo lo que existe. Su discípulo san Buenaventura decía de él que, « lleno de la mayor ternura al considerar el origen común de todas las cosas, daba a todas las cria­turas, por más despreciables que parecieran, el dulce nombre de hermanas ». Esta convicción no puede ser despreciada como un romanticismo irracional, porque tiene consecuencias en las op­ciones que determinan nuestro comportamiento. Si nos acercamos a la naturaleza y al ambiente sin esta apertura al estupor y a la maravilla, si ya no hablamos el lenguaje de la fraternidad y de la be­lleza en nuestra relación con el mundo, nuestras actitudes serán las del dominador, del consumi­dor o del mero explotador de recursos, incapaz de poner un límite a sus intereses inmediatos. En cambio, si nos sentimos íntimamente unidos a todo lo que existe, la sobriedad y el cuidado brotarán de modo espontáneo. La pobreza y la austeridad de san Francisco no eran un ascetismo meramente exterior, sino algo más radical: una renuncia a convertir la realidad en mero objeto de uso y de dominio.” Papa Francisco

Link que nos conduce a la enciclica:


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