lunes, 27 de enero de 2014

Un 29 de enero nacía Don Jaime Francisco De Nevares



Jaime Francisco De Nevares nació el 29 de enero de 1915 en Buenos Aires. Agradecemos su testimonio evangelico. Lo que es de Dios no ve anulado en el paso del tiempo su capacidad de encender el fervor misionero.
 
... la sal va en el plato de comida ... la semilla en la tierra ... la lampara encendida sobre la mesa no debajo , para que su fuego se consuma iluminando a todos ...
Don Jaime es ejemplo de sal que sazona , semilla que cae en tierra y muere para multiplicar la vida , luz que ilumina ...
Recurrimos a algunas fuentes digitales confiando en su veracidad para replicar unas muy breves notas sobre su vida. Ojalá puedan leerlo todo. Se hace difícil honrar la memoria de un hermano desde el desconocimiento. 
p. Cristian

Período 1961-1976

El 12 de junio de 1961, Juan XXIII lo designó obispo de la flamante diócesis de Neuquén,[ ]creada el 10 de abril de ese año. Su ordenación episcopal tuvo lugar el 20 de agosto de 1961, oficiando de principal consagrador Carlos Mariano Pérez Eslava S.D.B., por entonces obispo de la diócesis de Comodoro Rivadavia y más tarde arzobispo de la diócesis de Salta.
Jaime de Nevares participó como padre conciliar en las cuatro sesiones del Concilio Vaticano II,[3] alineado con las tendencias renovadoras o «progresistas». En 1968, tomó parte en la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano que se desarrolló en Medellín, Colombia y que fue clave en la pastoral católica de América Latina.
Una de sus actuaciones emblemáticas fue su participación en la defensa de las huelgas organizadas por millares de obreros de la construcción durante la excavación para la cimentación de la represa El Chocón. Fue llamado el «obispo del choconazo».[4] Con motivo de la huelga en el Chocón, Jaime de Nevares dispuso que ningún sacerdote de su diócesis oficiase misa en el lugar en ocasión de la visita de las autoridades nacionales. El presidente de facto, general Alejandro Agustín Lanusse recurrió al vicario general del ejército Victorio Bonamín, quien envió un capellán militar

Período 1976-1983

Durante los primeros meses posteriores al golpe de Estado en Argentina de 1976, De Nevares, junto con otros obispos como Miguel Hesayne, Justo Laguna, Alfredo Mario Espósito Castro y Jorge Novak, instaron a las autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina para que se emitieron documentos firmados por Raúl Primatesta, Juan Carlos Aramburu y Vicente Faustino Zazpe que repudiaran las acciones de la Junta Militar.[6]
Jaime de Nevares adhirió a la Iglesia al Equipo Diocesano de Pastoral Aborigen y creó los equipos pastorales de Migraciones, Social, Carcelaria. Durante la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional en los años 1976-1983, fundó con dirigentes nacionales y autoridades de iglesias hermanas la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y a posteriori el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos.

Enterado de que la esposa del ex dictador de facto Jorge Rafael Videla estaba en Neuquén y que visitaría la Catedral, Don Jaime hizo posta en la puerta para esperarla. Deseaba ardientemente poder hablar con la Junta militar para pedir por los desaparecidos y los campos de concentración. Cuando ésta llegó la acompañó al interior de la catedral y a la salida le dijo: "Señora, hay muchas madres que no saben dónde están sus hijos...". A lo que ella respondió: "Yo sé donde están mis hijos". Don Jaime le dijo: "Creí que hablaba con una madre", y se dio vuelta para irse. La señora de Videla le dijo:"Monseñor...!!". Él se dio vuelta y le dijo: "Ahora es tarde señora". Y se fue.[2]

Juan San Sebastián

Dedicó su apostolado con particular atención a los sectores más necesitados y abandonados, y su compromiso con la defensa de los derechos humanos fue proverbial. Junto con Jorge Novak (primer obispo de la diócesis de Quilmes), Miguel Hesayne (obispo emérito de la diócesis de Viedma), Vicente Faustino Zazpe (arzobispo de la diócesis de Santa Fe), Alberto Pascual Devoto (obispo de la diócesis de Goya), Enrique Angelelli (obispo de la diócesis de La Rioja) y Carlos Horacio Ponce de León (obispo de la diócesis de San Nicolás de los Arroyos), constituyó el grupo de obispos que se enfrentó con la dictadura militar iniciada en la Argentina en 1976, conocida como Proceso de Reorganización Nacional y denunció más enérgicamente las violaciones a la dignidad humana por ella realizadas. Junto con Novak y Hesayne, constituyó la línea más enérgica y radical del progresismo postconciliar.[7]
Su cuestionamiento al Proceso y su compromiso popular le generó un progresivo aislamiento respecto de los círculos de tomas de decisión de la Conferencia Episcopal Argentina, que tuvo como presidentes rotativos a los cardenales Juan Carlos Aramburu y Raúl Primatesta. Tampoco tuvo acceso al Consejo Episcopal Latinoamericano, donde el cardenal Antonio Quarracino tenía influencia. En la reunión del CELAM de principios de 1979, no formaron parte de la delegación de los episcopados latinoamericanos ni De Nevares, ni Novak, ni Hesayne.[6

]

Período 1983-1995
Se desempeñó como miembro de la CONADEP durante los años 1983 y 1984. El 9 de abril de 1984, de Nevares señaló: "Es necesario un examen de conciencia de la Iglesia argentina en relación con su actitud durante la dictadura militar".[8]

El 24 de diciembre de 1986 se promulgó la ley 23.492 de Punto Final que establecía la caducidad de la acción penal contra los imputados como autores penalmente responsables de haber cometido el delito complejo de desaparición forzada de personas durante la dictadura militar del Proceso de Reorganización Nacional (1976–1983). Desde el episcopado se apoyó la medida: «Para la Patria, en este momento, es necesario un espíritu profundo de reconciliación y no hay muchas confesiones públicas que hacer. La Iglesia no quiere confesiones individuales, sino la reconciliación que al mismo tiempo implica reconocimiento de las propias debilidades como comunidad y una profunda esperanza en el amor de Dios que une a los hombres» (14 de diciembre de 1986).[9] Pero Jaime de Nevares se diferenció:

Aprobar este proyecto, significará convivir con los criminales. Con esta mafia, con el poder de la fuerza, ¿qué será del país?[9]

Jaime de Nevares, Río Negro, 11 de diciembre de 1986
En agosto de 1991 fue nombrado obispo emérito al tiempo que Agustín Roberto Radrizzani, lo sucedía en el obispado de la diócesis de Neuquén. Se retiró a la parroquia de San Cayetano, sita en Parque Industrial, barrio que ahora lleva su nombre luego de su fallecimiento.
El 10 de abril de 1994 fue elegido convencional constituyente para la Reforma de la Constitución Argentina de 1994 por mayoría absoluta en la Provincia del Neuquén, pero renunció a dicho cargo haciendo severas denuncias contra la convención

Un par de “perlitas”, recordadas por el p. Juan San Sebastián , secretario y compañero de ruta por más de 50 años:


  • Un día llegó al Obispado un telegrama de Monseñor José Miguel Medina diciendo más o menos así: "Lamentamos pérdida del Pastor. Oramos por atribulada diócesis". Por alguna mala información Medina pensó que Don Jaime había muerto. De Nevares le contestó inmediatamente: "Obispo Neuquén vivito y coleando. Diócesis sigue aguantando".[2]

  • Decía Don Jaime ante murmuraciones que con frecuencia buscaban descalificarlo:

Dicen que ésta es una Catedral política. ¿Qué entenderán de política? Sólo lo dirán los ignorantes de la fe que profesan, y los que temen que los cambios afecten su situación de privilegio”[2]

  • En la Misa concelebrada con Juan Pablo II en plena Guerra de Malvinas en la Catedral de Buenos Aires, todos los Obispos tenían sus mitras puestas lo que impedía a los que estaban atrás ver la ceremonia. Don Jaime, en un latín macarrónico, exclamó en voz alta: "Tolletur Cucuruchum" (Quítense el Cucurucho) lo que causó risas en muchos obispos y molestia en otros.[2


]
Referencias:

1.       Ir a Rebok, Juan (2005). «Memorias que se nutren de recuerdos y olvidos». Revista Criterio (Buenos Aires) (2309). http://www.revistacriterio.com.ar/iglesia/memorias-que-se-nutren-de-recuerdos-y-olvidos/. Consultado el 26 de marzo de 2012.
2.       Saltar a: a b c d e f San Sebastián, Juan (1997). Don Jaime de Nevares. Del Barrio Norte a la Patagonia.. 349 páginas (1a edición). Buenos Aires: Ediciones Don Bosco Argentina - EDBA. ISBN 950-514-200-5.
3.       Saltar a: a b David M. Cheney (20 de febrero de 2011). «Bishop Jaime Francisco de Nevares, S.D.B. †» (en inglés). Catholic Hierarchy. Consultado el 13 de noviembre de 2011.
4.       Ir a Habbeger, Norberto. «Las huelgas rebeldes: El Chocón». Envido N°1, pp. 65-66. Consultado el 13 de noviembre de 2011.
6.       Saltar a: a b Wornat, Olga (2002). «Jinetes del Apocalipsis». Nuestra santa madre: Historia pública y privada de la Iglesia Católica Argentina. Buenos Aires, Argentina: Ediciones B, Grupo Zeta. pp. 78-112. ISBN 950-15-2209-1.
7.       Ir a de Vedia, Bartolomé (10 de julio de 2001). «Murió Jorge Novak, obispo de Quilmes». La Nación - Cultura. Consultado el 6 de octubre de 2011.
9.       Saltar a: a b Wornat, Olga (2002). «Sotanas y Laicos». Nuestra santa madre: Historia pública y privada de la Iglesia Católica Argentina. Buenos Aires, Argentina: Ediciones B, Grupo Zeta. p. 153. ISBN 950-15-2209-1.
10.   Ir a Mombello, Laura; Nicoletti, Andrea (2005). «La figura del primer obispo de Neuquén y la construcción de la identidad colectiva local». Ciencias Sociales y Religión/Ciências Sociais e Religião (Porto Alegre) 7 (7): pp. 49-72. ISSN 1518-4463. http://seer.ufrgs.br/index.php/CienciasSociaiseReligiao/article/viewArticle/2277. Consultado el 4 de abril de 2012.

lunes, 20 de enero de 2014

Carta de un joven sacerdote al Papa Francisco

 
 
ROMA, 07 Ene. 14 / 04:01 pm (ACI/EWTN Noticias).- Un joven sacerdote conmueve con la carta que dirigió al Papa Francisco antes de morir el pasado 1 de enero, solemnidad de María Madre de Dios, a causa de un tumor que hizo metástasis en el hígado y en el bazo. Quienes lo conocen afirma que el presbítero enfrentó siempre con alegría el sufrimiento, que ofrecía siempre por la Iglesia y el Santo Padre.
Según informa Aleteia, el Padre Fabrizio de Michino nació en Nápoles el 8 de septiembre de 1982. Casi tres mil personas se reunieron en Ponticelli para despedirlo en la Basílica de Nuestra Señora de la Nieve, donde era vice-párroco a sus 31 años.
El sacerdote falleció en su casa en donde siempre se le vio con “una sonrisa y una palabra de consuelo para los parientes y amigos que estuvieron a su lado hasta el último suspiro”.
 
A continuación la carta del fallecido sacerdote publicada en español por Aleteia:
“A Su Santidad el Papa Francisco
Santo Padre,
En las oraciones diarias que dirijo a Dios, no dejo de rezar por usted y por el ministerio que el Señor mismo Le ha confiado, para que pueda darle siempre fuerza y alegría para continuar anunciando la bella noticia del Evangelio.
Me llamo Fabricio De Michino y soy un sacerdote joven de la diócesis de Nápoles. Tengo 31 años y hace cinco que soy sacerdote. Desarrollo mi servicio en el Seminario Arzobispal de Nápoles como educador del grupo de diáconos, y en una parroquia en Ponticelli, que se encuentra en la periferia de Nápoles.
Ponticelli es un barrio degradado por su pobreza y alta criminalidad, pero cada día descubro verdaderamente la belleza de ver lo que el Señor realiza en las personas que se fían de Dios y de la Virgen.
También yo, desde que estoy en esta parroquia he podido ampliar cada vez más mi amor confiado hacia la Madre María, experimentando también en las dificultades, su cercanía y protección.
Por desgracia, hace tres años que me encuentro peleando contra una enfermedad rara: un tumor justo en el interior del corazón y desde hace algún mes, con metástasis en el hígado y en el bazo. En estos años nada fáciles, sin embargo, nunca he perdido la alegría de ser anunciador del Evangelio. También en el cansancio percibo, verdaderamente, esta fuerza que no viene de mí sino de Dios que me permite desarrollar con sencillez mi ministerio. Hay una cita bíblica que me está acompañando y me infunde confianza en la fuerza del Señor, es la de Ezequiel: “Os daré un corazón nuevo, meteré dentro de vosotros un Espíritu nuevo, arrancaré de vosotros el corazón de piedra y os daré un corazón de carne” (Ez 36, 26).
En este tiempo ha sido muy cercana la presencia de mi obispo, el card. Crescenzio Sepe, que me apoya constantemente, aunque a veces me dice que descanse para no cansarme demasiado.
Agradezco a Dios también por mis familiares y mis amigos sacerdotes que me ayudan y sostienen sobre todo cuando hago las distintas terapias, compartiendo conmigo los diversos momentos de inevitable sufrimiento. También mis médicos me apoyan muchísimo y hacen lo imposible para encontrar los tratamientos adecuados para mí.
Santo Padre,
Me estoy alargando demasiado, pero solo quiero decirle que ofrezco al Señor todo esto por el bien de la Iglesia y por Usted de un modo especial, para que el Señor le bendiga siempre y le acompañe en este ministerio de servicio y amor.
Le ruego que me añada a sus oraciones: lo que le pido todos los días al Señor es hacer su voluntad, siempre y en todas partes. A menudo, es verdad, no le pido a Dios mi curación, sino la fuerza y la alegría de continuar siendo un testimonio verdadero de su amor y un sacerdote según su corazón.
Seguro de sus paternales oraciones, le saludo devotamente.
Don Fabrizio De Michino”.