Sabrosa reflexión del Papa Francisco para integrar a este día de Sábado Santo, donde la comunidad discipular está atravesada por el escandalo de la cruz ,la muerte de Cristo y tiempos de incertidumbre; y a la vez tibias esperanzas en la promesa de la resurrección:
“¿Qué es la
misión sino decir con nuestra vida: «Padre nuestro»?
A este Padre
nuestro es a quien rezamos con insistencia todos los días: no nos dejes caer en
la tentación. El mismo Jesús lo hizo. Él rezó para que sus discípulos —de ayer
y de hoy— no cayéramos en la tentación. ¿Cuál puede ser una de las tentaciones
que nos podría asediar? ¿Cuál puede ser una de las tentaciones que brota no
sólo de contemplar la realidad sino de caminarla? ¿Qué tentación nos puede
venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el
tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia
ante el sufrimiento y la precariedad? ¿Qué tentación podemos tener una y otra
vez frente a esta realidad que parece haberse convertido en un sistema
inamovible?
Creo que
podríamos resumirla con la palabra resignación. Frente a esta realidad nos
puede ganar una de las armas preferidas del demonio, la resignación. Una
resignación que nos paraliza y nos impide no sólo caminar, sino también hacer
camino; una resignación que no sólo nos atemoriza, sino que nos atrinchera en
nuestras «sacristías» y aparentes seguridades; una resignación que no sólo nos
impide anunciar, sino que nos impide alabar. Una resignación que no sólo nos
impide proyectar, sino que nos impide arriesgar y transformar.
Por eso,
Padre nuestro, no nos dejes caer en la tentación”
Papa
Francisco , Ciudad de Morelia -México 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario