¡Feliz Pascua!
El signo que representamos del corazón ardiente nos
recuerda la vivencia pascual de los discípulos de Emaús cuando
expresaban “¿Acaso no ardía nuestro corazón cuando compartíamos el
camino?” (Lc.24,32) . Que la experiencia de camino de vida que
continuemos haciendo esté llena de vivencias pascuales; que podamos
extraer de toda circunstancia, aún de las dolorosas, motivos para
mantener encendidos los corazones; que redescubramos el valor de tener
corazones que bombean luz para regar lo
cotidiano con claridades que nos ayuden a identificar los mejores
rumbos; que esa luz sembrada sea también calor confiable que nos
abrigue ante las experiencias de soledades e intemperies.
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