Miércoles
de Ceniza
En la capilla de la comunidad San José y San Cayetano de barrio Maldonado nos
reunimos para iniciar el itinerario espiritual de Cuaresma vivenciando el signo
de la bendición e imposición de cenizas.
La Palabra de Dios proclamada y acompañada por el ritual del
signo de las cenizas sobre la frente nos ayudó a madurar conciencia de
transitoriedad en esta existencia terrenal. Conciencia de finitud que nos ayuda
a poner en valor el tiempo de vida y en elaborar claridades sobre como quiero
vivir el tiempo de mi presencia en esta historia. ¿Cómo elijo vivir el Tiempo
junto a los demás? ¿Sobre qué bases, sobre que sueños, sobre que añoranzas se
asienta nuestra esperanza y se organiza nuestro proyecto de vida personal y
comunitario? ¿Desde qué espíritu afrontamos los desafíos reales y muchas veces
sumamente complejos de nuestros tiempo? …
En esta cuaresma la reflexión sobre algunas opciones de vida
de Jesús iluminará estos discernimientos tan troncales de nuestra vida.
Recomparto algunas expresiones del Papa Francisco de la bula “El
Rostro de la Misericordia” que nos ayuda a integrar luces en esto de darle
sentido cristiano a nuestros tiempos de vida.
Buena Cuaresma y muchas bendiciones.
p.Cristian
“¡Cuánto mal hacen
las palabras cuando están motivadas por sentimientos de celos y envidia! Hablar
mal del propio hermano en su ausencia equivale a exponerlo al descrédito, a
comprometer su reputación y a dejarlo a merced del chisme. No juzgar y no
condenar significa, en positivo, saber percibir lo que de bueno hay en cada
persona y no permitir que deba sufrir por nuestro juicio parcial y por nuestra
presunción de saberlo todo.
Abramos nuestros
ojos para mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas
privados de la dignidad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de
auxilio. Nuestras manos estrechen sus manos, y acerquémoslos a nosotros para
que sientan el calor de nuestra presencia, de nuestra amistad y de la
fraternidad. Que su grito se vuelva el nuestro y juntos podamos romper la
barrera de la indiferencia que suele reinar campante para esconder la
hipocresía y el egoísmo.
La misma llamada
llegue también a todas las personas promotoras o cómplices de corrupción. Esta
llaga putrefacta de la sociedad es un grave pecado que grita hacia el cielo
pues mina desde sus fundamentos la vida personal y social. La corrupción impide
mirar el futuro con esperanza porque con su prepotencia y avidez destruye los
proyectos de los débiles y oprime a los más pobres. Es un mal que se anida en
gestos cotidianos para expandirse luego en escándalos públicos. La corrupción
es una obstinación en el pecado, que pretende sustituir a Dios con la ilusión
del dinero como forma de poder. Es una obra de las tinieblas, sostenida por la
sospecha y la intriga. Para erradicarla de la vida personal y social son
necesarias prudencia, vigilancia, lealtad, transparencia, unidas al coraje de
la denuncia. Si no se la combate abiertamente, tarde o temprano busca cómplices
y destruye la existencia.
Las páginas del
profeta Isaías podrán ser meditadas con mayor atención en este tiempo de
oración, ayuno y caridad: « Este
es el ayuno que yo deseo: soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del
yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos; compartir tu
pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas
desnudo y no abandonar a tus semejantes. Entonces despuntará tu luz como la
aurora y tu herida se curará rápidamente; delante de ti avanzará tu justicia y
detrás de ti irá la gloria del Señor. Entonces llamarás, y el Señor responderá;
pedirás auxilio, y él dirá: “¡Aquí estoy!”. Si eliminas de ti todos los yugos,
el gesto amenazador y la palabra maligna; si partes tu pan con el hambriento y
sacias al afligido de corazón, tu luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad
será como al mediodía. El Señor te guiará incesantemente, te saciará en los
ardores del desierto y llenará tus huesos de vigor; tú serás como un jardín
bien regado, como una vertiente de agua, cuyas aguas nunca se agotan » (58,6-11).”
Papa
Francisco ,
extractos de
bula “El rostro de la Misericordia”
hermosa la reflecion del papa gracias padre CRISTIAN POR compartir bendiciones muy linda
ResponderEliminar