Comparto archivo con todas las palabras que el Papa Francisco expresó en los distintos lugares de la República de Mexico que fueron visitados. Muy sabroso en varios pasajes. Para integrar a la lectura personal , a las reflexiones grupales y a las celebraciones comunitarias. Especialmente animo a leer las palabras compartidas en los ámbitos de carcelacion y en los encuentros con las familias. Bendiciones.
p.Cristian
Breve extracto de expresiones dichas por Papa Francisco en el encuentro con las comunidades aborigenes en Chiapas y el segundo fué dicho en el ambito de la carcelación en Juarez:
En Chiapas , a las comunidades aborigenes: "Hay anhelo de
vivir en libertad, hay un anhelo que tiene sabor a tierra prometida donde la
opresión, el maltrato y la degradación no sean moneda corriente. En el corazón
del hombre y en la memoria de muchos de nuestros pueblos está inscrito el
anhelo de una tierra, de un tiempo donde la desvalorización sea superada por la
fraternidad, la injusticia sea vencida por la solidaridad y la violencia sea
callada por la paz. De muchas maneras y de muchas formas se ha querido
silenciar y callar este anhelo, de muchas maneras han intentado anestesiarnos
el alma, de muchas formas han pretendido aletargar y adormecer la vida de
nuestros niños y jóvenes con la insinuación de que nada puede cambiar o de que
son sueños imposibles. Frente a estas formas, la creación también sabe levantar
su voz; «esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable
y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando
que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia
que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en
los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y
en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y
maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que “gime y sufre
dolores de parto” (Rm 8,22)» (Laudato si’, 2).
El desafío
ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos impactan a todos (cf. Laudato si’,14)
y nos interpelan. Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores
crisis ambientales de la historia. En esto ustedes tienen mucho que enseñarnos,
que enseñar a la humanidad. Sus pueblos, como han reconocido los obispos de
América Latina, saben relacionarse armónicamente con la naturaleza, a la que
respetan como «fuente de alimento, casa común y altar del compartir humano»
(Aparecida, 472)."
En el servicio de rehabilitacion de Juarez (en dicho lugar hay 3000 varones y 200 mujeres en situacion de carcelacion):
“Han conocido la
fuerza del dolor y del pecado, no se olviden que también tienen a su alcance la
fuerza de la resurrección, la fuerza de la misericordia divina que hace nuevas
todas las cosas. Ahora les puede tocar la parte más dura, más difícil, pero que
posiblemente sea la que más fruto genere, luchen desde acá adentro por revertir
las situaciones que generan más exclusión. Hablen con los suyos, cuenten su
experiencia, ayuden a frenar el círculo de la violencia y la exclusión.
Quien ha sufrido
el dolor al máximo, y que podríamos decir «experimentó el infierno»,puede
volverse un profeta en la sociedad. Trabajen para que esta sociedad que usa y
tira a la gente no siga cobrándose víctimas.
La preocupación
de Jesús por atender a los hambrientos, a los sedientos, a los sin techo o a los
presos (Mt 25,34-40) era para expresar las entrañas de la misericordia del
Padre, que se vuelve un imperativo moral para toda sociedad que desea tener las
condiciones necesarias para una mejor convivencia. En la capacidad que tenga
una sociedad de incluir a sus pobres, a sus enfermos o a sus presos está la
posibilidad de que ellos puedan sanar sus heridas y ser constructores de una
buena convivencia”
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