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Testimonio misionero desde Alepo, Siria ….
Nada, ni una buena noticia, ni siquiera una buena noticia que traiga algo
de ilusión; ni una palabra..., nada, solo
la sombra de la muerte que merodea y arrebata los cuerpos y las almas...
Nuestras ceremonias sociales son los entierros...
Nuestros lugares de encuentro son las iglesias y las mezquitas.
Nuestras oraciones son por los difuntos...
Nuestros saludos: "Allah yrhamna" - "Que Dios se apiade de
nosotros".
¿Hay que pintar un cuadro tan negro, un cuadro de miedo y vergüenza para
que los demás se apiaden de nosotros?
¿Hasta cuándo podremos resistir? ¿Por qué empeñarse
en permanecer en el país? ¿Qué nos espera mañana? ¿Cuál será
nuestro destino? ¿Dónde estaremos la próxima vez? ¿Cómo proteger a nuestros
niños? ¿Dónde ir con nuestros ancianos o enfermos? Los que han huido de este
infierno ¿son más felices que nosotros? ¿Quién ha permitido que suframos este
horror? ¿Quién es el que lo ha ordenado? ¿Por qué nosotros? ¿Por qué toda esta
obstinación en transformar a cada uno de nosotros -hombre o mujer- en objeto de
muerte?
¿De dónde sacar una palabra de esperanza, unas
palabras de consuelo?
¿Qué otro vestido podemos elegir sino el de luto?
¿Qué otras lágrimas podemos derramar sino las del
Adiós?
Adiós, mi país; adiós, querido mío; adiós, mi amor; adiós, hijo mío; adiós,
hija mía; adiós papá; adiós mamá...
¿Nos hemos convertido en un repetitivo Adiós?
El sábado 10 de agosto, el
odio y la violencia alcanzaron de lleno a los "Maristas Azules",
segando la vida del Dr. Amine, un Marista verdadero, comprometido, un
hombre de servicio y bondad. El Dr. Amine regresaba a Alepo después de una
breve estancia en casa de sus hijos. Regresaba al país para seguir cuidando a
sus enfermos y los que le necesitaban. Por ellos y por tantos otros que han
sido asesinados ciega y gratuitamente, nuestro corazón marista está
sangrando...
Cada vez más, el pueblo inocente y empobrecido paga muy caro el precio de
un bloqueo internacional y local. Alepo continúa estando dividida... La única
perspectiva de sus habitantes es la de saber si hoy pueden abastecerse con pan,
agua, productos alimenticios, leche para los niños... Añadamos que "mañana" solo existe en la
imaginación... solo cuenta el hoy. Mañana está tan lejos y es tan
diferente, que quizás deje de existir para muchos de nosotros.
Nos enfrentamos con otros graves problemas: el invierno y el inicio de las
clases se acercan rápidamente. Los que viven en las escuelas públicas se verán
obligados a desalojarlas, a desplazarse nuevamente, a marcharse...
Los padres tienen miedo de enviar a los hijos a la escuela. ¿Qué clase de
seguridad les prometen? Si un mortero cayera en una de las escuelas... Si las
carreteras estuvieran bloqueadas...
Ante este cuadro oscuro, los Maristas Azules luchan para quedarse, en la medida de lo
posible: un oasis.
La gente viene a nuestra casa para compartir sus preocupaciones, pedir
algún consejo, calmar su cuerpo y su espíritu, saber que todavía se puede
contar con alguien... Algunos tardan más de dos horas en llegar.
Los 40 niños del proyecto "aprender a crecer" acaban de tomar
tres semanas de vacaciones, lo cual permitirá que las profesoras respiren un
poco, se formen y se pongan al día para enfrentar un nuevo año escolar. Para
ayudar a los padres a organizar este tiempo de vacaciones, les hemos propuesto
dos días de formación.
Los jóvenes del proyecto "Skill's School" continúan. Preparan una
fiesta para celebrar con sus padres el final de las actividades veraniegas.
Para que el horizonte no se cierre completamente y para que sigan teniendo
ilusión esperando días mejores, acabamos de lanzar un nuevo proyecto: "I learn English",
dirigido a la decena de jóvenes adolescentes que se albergan en la casa de los
Maristas...
El domingo pasado los Maristas Azules compartieron la alegría de la
celebración de la comunión solemne de una docena de niños y niñas desplazados
del barrio de "Djabal el Saydeh".
Aunque los productos alimenticios escasean cada
vez más (el aceite, el queso y la leche son casi inexistentes, y si
se encuentran, están a precios inasequibles), nos esforzamos por seguir
proporcionando las cestas alimenticias semanales o mensuales para "Sallet
el Djabal", "Oreja de Dios" y los desplazados.
A las cestas alimenticias les hemos añadido pan; las familias solo pueden
obtenerlo después de una larga espera, a veces de un día entero, delante de la
panadería, haciendo colas interminables y con riesgo de ser heridos por
disparos u obuses.
El proyecto "Heridos de
guerra" continúa salvando vidas inocentes que sufren las
consecuencias de semejante locura.
Quisiéramos acabar con los deseos formulados por el papa Francisco durante
el Ángelus del 25 de agosto de 2013:
"Que cese el ruido de las armas en Siria"
29 de agosto de 2013
Hermano Georges Sabe
Congregacion de Maristas Azules
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