Interesante conocer la personalidad y
vivencias de este sacerdote de 68 años nacido en San Martín, Gran Buenos Aires
que actualmente acompaña la organización de comunidades en Madagascar para
encontrarle la vuelta a la concreción de aquello que es fermento de dignificación
de lo humano.
Pedro
es hijo de Luis Opeka y María Marlot , inmigrantes eslovenos que fueron
acogidos por la tierra Argentina en 1948. Ellos decidieron emigrar al sur de América
tras el feroz régimen totalitario del mariscal Tito. Una familia que conoce sobre pérdidas, persecuciones, pobreza, éxodos
dolorosos y también sabe sobre organizar la creatividad que con lo que hay , a veces muy poco, reinventa, recrea y rehace
la vida.
Comparto algunas expresiones de Pedro Opeka
para gustarlas y reflexionarlas:
“La pobreza no es una fatalidad
del destino, es algo producido por los hombres, sobre todo por los dirigentes
que prometen y no hacen. En una parte del mundo
pareciera que no hay futuro, porque no hay medios y, en la otra, sobran los
medios pero se utilizan mal, en forma egoísta, cuando la riqueza debiera ser
compartida.
Cuando los recursos sociales los
maneja el Estado, no llegan a donde deben llegar, van a parar a otro lado,
generalmente a los bolsillos de los políticos, sobre todo en los países
subdesarrollados
.Hay que generar empleos, para
que todo el mundo pueda vivir dignamente. Pero, lamentablemente, lo que vemos
en el mundo de hoy es que millones de personas viven por debajo de la línea de
pobreza, directamente en la exclusión.
En Akamasoa no damos
nada sin exigir el trabajo a cambio, cuando se trata de personas fuertes y de
buena salud. En nuestros pueblos se trabaja, se escolariza a los niños y se
respeta la disciplina comunitaria. Mi idea es que todo proyecto social debe
estar centrado en la contraprestación, salvo cuando se trate de casos extremos.
El trabajo dignifica. El
asistencialismo vacío termina hundiendo más a la gente... Tenemos que trabajar.
Hay que combatir el asistencialismo hasta en la propia familia. Porque si no,
no dejamos crecer a los hijos y los acostumbramos a recibir todo de los
padres.Asistir a alguien sin ninguna exigencia es matarle su espíritu de iniciativa.
El modelo de
promoción humana de Akamasoa es replicable en todo el mundo, porque se basa en
algo muy simple: el respeto por cada ser humano. Todos tienen lo mínimo necesario
para vivir una vida digna
La concepción de ayuda que tiene
mucha gente es errónea, porque muchos quieren ayudar para sentirse feliz. Quieren sentir la alegría de dar, quieren
sentir la alegría de que alguien le está agradeciendo. Quieren sentir la
satisfacción de sentirse alguien. Que dando soy alguien. Entonces el otro
depende de mí. Hay mucha gente que está contenta de que los otros dependan
de ellos y quieren mantener esa gente dependiendo de ellos. Esa no es la
verdadera ayuda, ni la ayuda evangélica que anima Cristo.”
Esta última
frase me parece particularmente interpelante . Como iglesia ¿desde que lugar real
luchamos contra la pobreza? …. ¿desde el lugar limosnero , asistencial , sensiblero e hipocritamente propagandistico de la propia personalidad que está
centrado en la gratificación de ayudar a alguien que seguirá dependiendo de aquellos que se
complacen en esa forma de “caridad” basada en un esquema de poder?¿una "caridad" que acciona pero que mantiene artesanalmente el cruel esquema de dependencias? … ¿desde el deseo real que compromete creatividad
y acciones por evidenciar y sanear las mecánicas estructurales de la pobreza? ….
¿Los intereses de quienes se ven perjudicados con un mundo sin pobreza?....
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