Comparto un link para el
que desee bajar la Encíclica del Papa Francisco “Laudato si , mi Signore” (“Alabado
seas mi Señor”); que son las palabras inaugurales de la alabanza conocida como
el “Cantico a las creaturas” que nace y brota de corazón y labios del joven
Francisco de Asís (¡Alabado sea, mi Señor, en todas las creaturas tuyas,
especialmente el señor hermano Sol, por quien nos das el día y nos alumbras, y
es bello y radiante con grande esplendor: de Ti, Altísimo, es significación!....).
Transmito además algunas palabras del inicio
de la encíclica donde el Papa Francisco señala el sentido , eje y
espiritualidad de la misma. Bendiciones
Cristian
“No quiero desarrollar esta encíclica sin
acudir a un modelo bello que puede motivarnos. Tomé su nombre como guía y como
inspiración en el momento de mi elección como Obispo de Roma. Creo que
Francisco es el ejemplo por excelencia del
cuidado de lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría y
autenticidad. Es el santo patrono de todos los que estudian y trabajan en torno
a la ecología, amado también por muchos que no son cristianos. Él manifestó una
atención particular hacia la creación de Dios y hacia los más pobres y
abandonados. Amaba y era amado por su alegría, su entrega generosa, su corazón
universal. Era un místico y un peregrino que vivía con simplicidad y en una
maravillosa armonía con Dios, con los otros, con la naturaleza y consigo
mismo. En él se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por
la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la
paz interior.
Su testimonio nos muestra también que una
ecología integral requiere apertura hacia categorías que trascienden el
lenguaje de las matemáticas o de la biología y nos conectan con la esencia de
lo humano. Así como sucede cuando nos enamoramos de una persona, cada vez que
él miraba el sol, la luna o los más pequeños animales, su reacción era cantar,
incorporando en su alabanza a las demás criaturas. Él entraba en comunicación
con todo lo creado, y hasta predicaba a las flores « invitándolas a alabar al
Señor, como si gozaran del don de la razón ».
Su reacción era mucho más que una valoración intelectual o un
cálculo económico, porque para él cualquier criatura era una
hermana, unida a él con lazos de cariño. Por eso se sentía llamado a cuidar
todo lo que existe. Su discípulo san Buenaventura decía de él que, « lleno de
la mayor ternura al considerar el origen común de todas las cosas, daba a todas
las criaturas, por más despreciables que parecieran, el dulce nombre de
hermanas ». Esta convicción no puede ser despreciada como
un romanticismo irracional, porque tiene consecuencias en las opciones que
determinan nuestro comportamiento. Si nos acercamos a la naturaleza y al
ambiente sin esta apertura al estupor y a la maravilla, si ya no hablamos el
lenguaje de la fraternidad y de la belleza en nuestra relación con el mundo,
nuestras actitudes serán las del dominador, del consumidor o del mero
explotador de recursos, incapaz de poner un límite a sus intereses inmediatos.
En cambio, si nos sentimos íntimamente unidos a todo lo que existe, la
sobriedad y el cuidado brotarán de modo espontáneo. La pobreza y la austeridad
de san Francisco no eran un ascetismo meramente exterior, sino algo más
radical: una renuncia a convertir la realidad en mero objeto de uso y de
dominio.” Papa Francisco
Link que nos conduce a la enciclica:
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