El 17 de septiembre pasado falleció en Francia Nelly Evrard. Junto al p. Claudio Faivre Duboz sembraron un rico ejemplo de complementación al servicio de la vida de la gente y de soluciones con espíritu evangélico a las inquietudes reales de los más pobres y desfavorecidos.
Una de las moradas en las que Nelly compartió vida fue Choele Choel. Unimos nuestras oraciones por ella y todos sus seres amados.
En 2008 , la periodista Natalia Pertino , del Diario Rio Negro lograba esta entrevista con Claudio y Nelly donde se logra gustar pinceladas del valor de su presencia y entrega. Recomparto esa nota:
Claudio y Nelly, una vida dedicada al \"Cristo de rostro
humano\"
La despedida se ha hecho
interminable. Es que la lista de personas y organizaciones sociales que han
conocido en estos casi 20 años en el Alto Valle -y mucho más en otras regiones
del país- es demasiado extensa para abarcarla en unos pocos días. Aunque ellos
repiten que "nadie es imprescindible", que "no es bueno
enquistarse" en un puesto y que les "dejan el lugar a otros que
seguirán la tarea", la mayoría de sus conocidos coincide en que la partida
del padre Claudio Faivre Duboz y de la trabajadora social Nelly Evrard dejará
un vacío difícil de llenar en la Pastoral Social de la Iglesia. Como pocos,
ellos se han ocupado en estos duros años de los sectores más pobres y
marginados de nuestra sociedad.
Pero llegó la hora de
terminar su trabajo en la Argentina y tanto Claudio como Nelly, como los conoce
todo el mundo en Roca, dejarán el país para continuar con su vida en Francia.
Ambos han marcado una línea
de trabajo muy importante, donde se destacan los proyectos "Un techo para
mi hermano", el Banco Popular de la Buena Fe y la Pastoral Carcelaria,
entre otros. Pero la lista de iniciativas sociales que han liderado o acompañado
desde la tarea con migrantes, indígenas, desocupados y presos, así como de
actividades relacionadas con la defensa de los derechos humanos y sociales, es
interminable.
Entre las tareas pendientes,
el religioso destaca "la instauración del salario universal como un
derecho de los niños independientemente de la situación laboral de los padres;
el saqueo y la contaminación" que hoy se vive en distintas zonas del país.
El sacerdote marroquí (aunque
tiene nacionalidad francesa) y la trabajadora social belga vinieron por
separado a fines de los '60 y principios de los '70 a la Argentina para
desempeñar sus profesiones y, tras casi cuatro décadas, han sentido "un
impacto muy profundo" en sus vidas y consideran al país y a Roca como su
segundo hogar.
"Yo dejo la Argentina, a
la que considero como mi patria después de 39 años acá, donde pasé muchas
dificultades pero también muchas alegrías", cuenta Nelly.
La trabajadora social vino al
país muy joven, en 1969. "Empecé mi trabajo social en Lobos y luego pasé a
Corrientes, exactamente en Santa Lucía. Allí pasé los años de dictadura
militar, donde por nuestro trabajo social fui presa algunos días". ¿El
motivo? "Nos ocupábamos de los pobres, hacíamos reuniones con empleadas
domésticas por sus derechos laborales... y eso molestó a muchas personas".
De Santa Lucía viajó a Choele Choel en 1985, donde conoció al padre Claudio, y
desde el '90 está en la Pastoral Social de Roca.
Nacido hace 73 años en
Marruecos, Claudio hizo sus estudios teológicos en Lyon, Francia. En 1972 llegó
al país. "Vine por cinco años y me quedé 35. Le tuve que insistir a mi
obispo de Marruecos para que me dejara quedarme, hasta que un día me dijo
'Quedate todo lo que quieras'", relata.
Desempeñó su tarea como
sacerdote en Chaco, Formosa y Río Negro. Recién en 1989 se trasladó a Roca para
desarrollar junto a Nelly un proyecto del entonces obispo Miguel Esteban
Hesayne.
"Llegamos como
responsables del programa 'Un techo para mi hermano', recuerda el párroco.
"El proyecto inicialmente estaba en las iglesias. El obispo lanzó esta
idea pero nadie se había metido. Nelly y yo comenzamos el trabajo en la
parroquia donde estábamos en Choele y, cuando el obispo vio el trabajo, vino y
me dijo: 'Che, ¿no querés ocuparte exclusivamente de 'Un techo...' en toda la
provincia? Yo te descargo de todas las parroquias'", recuerda Claudio.
Promesa cumplida a medias, ya que como sacerdote "he seguido en la capilla
que es anexo de la parroquia de Fátima y cuando he podido he dado misa
ahí", señala con una sonrisa.
La iniciativa se puso en
marcha a nivel provincial en 1990, a cargo de la Pastoral Social y un grupo de
personas que participaron en la construcción de las primeras viviendas. La idea
central era construir casas para la gente que las necesitara y no tuviera la
posibilidad de acceder a ellas, explica Claudio. En cada localidad en que se ha
implementado "es la labor de los vecinos la que construye las casas, y una
condición fundamental es que acepten trabajar en conjunto entre todas las
familias", explica el sacerdote.
OTROS PROYECTOS
A este proyecto inicial
siguieron otros impulsados desde la Pastoral Social en la que Claudio y Nelly
trabajan. Las actividades están destinadas a los sectores de la sociedad menos
favorecidos, relatan. No sólo "Un techo para mi hermano" fue un objetivo
cumplido para Claudio y Nelly. Otros dos emprendimientos muy destacados fueron
el Banco Popular de la Buena Fe y la Pastoral Carcelaria.
El primero -explica Nelly-
está inspirado en la iniciativa del Banco de los Pobres desarrollada por el
economista indio Muhammad Yunu, cuya idea central idea es "poder pensar
que otra economía es posible y, sobre todo, una economía social". El
objetivo es establecer un sistema de microcréditos para favorecer a las
personas de los sectores más pobres y que puedan desarrollar sus ideas de modo
de que logren insertarse en el mundo laboral, cuenta Nelly. Se les otorga un
préstamo a quienes tengan un proyecto y la única garantía de que devolverán ese
dinero es la palabra de cada uno; "se trata de recuperar los valores perdidos",
afirma la trabajadora social.
Este proyecto actualmente
está en manos de la asociación civil "Haciendo caminos". "Un
techo para mi hermano" también obtuvo su personería jurídica y funciona
bajo ese nombre, idénticos objetivos y el mismo grupo de gente.
Por otro lado, la Pastoral se
involucró con fuerza en el tema de la cárcel y formó la Pastoral Carcelaria. El
"trato horizontal con los internos, presionar para que se cumpla con la
legislación vigente sobre la privación de la libertad y trabajar para que
cambie la mentalidad respecto de aquel que sale de la cárcel" son los
principales puntos sobre los que se basa la tarea, explica el sacerdote.
Tanto Claudio como Nelly
consideran la Argentina como su segundo hogar. Tras 35 y 39 años
respectivamente viviendo y trabajando con la gente, los dos vecinos de Roca
sólo tienen palabras de agradecimiento para la gente del país.
Nelly se considera una
roquense más y a la Argentina, como su tierra. "A mí América me
transformó. Por eso me voy agradecida con toda la gente que puso su confianza
en nosotros, a pesar de ser extranjeros", señala. Al hacer un balance,
reflexiona: "Cuando llegué, en el '69, tenía la imagen de un país al que
no le faltaba nada, que prácticamente se podía comparar con uno de Europa.
Luego vi otra realidad y me involucré cada vez más en ese sector marginado por
este sistema que excluye. Pero hoy, a diferencia del '69, empezó a crecer una
fuerza de resistencia que no existía. Y tengo mucha fe en esa fuerza".
Para el sacerdote, en su
tarea fueron vitales los cambios que se produjeron en la Iglesia en los '60.
"Hubo un evento determinante, una revolución que fue a cambiar un poco el
enfoque. Lo importante es el hombre, porque para Dios hay una sola cosa
sagrada: el hombre. Esto para mí es el fundamento, la razón de ser para el
cristianismo", señala. "Agradezco a la jerarquía que conocí el haber
entendido eso. Uno hace una cosa con la conciencia de que está haciendo un
trabajo bien cristiano", agrega. En este sentido, "hay mucha gente
que no comparte la fe pero que comparte esta idea del hombre, con la cual
podemos trabajar perfectamente", explica.
En la Argentina "aprendí
mucho al ir a las casas: el cambio tiene que venir de la gente. Eso es lo que
hemos aplicado en 'Un techo...' y el banco... uno ve los cambios formidables
que suceden en la gente, cómo resucita, se pone de pie, siente que puede hacer
algo, evolucionar en sus proyectos", agrega.
Ahora se retiran a
Francia."Hemos concluido una etapa de nuestra vida. Tenemos 75 años
pasados. Nos parece normal dejar lugar a otros, siendo que hemos trabajado con
otros y que esos otros quedan", señala Claudio. "Yo además pienso que
en un momento dado uno corre el riego de enquistarse; puede frenar el trabajo.
Trabajo en el Banco Popular de la Buena Fe desde el '89. Esa experiencia uno la
va transmitiendo, va formando un equipo, y llega un momento en que uno frena;
hay demasiado respeto al que inició el proyecto. Hoy la gente ha formado una
asociación y seguirá la tarea", agrega Nelly.
A pesar del cambio de lugar
físico, afirman que los objetivos serán iguales: "Seguiremos con la misma
tarea de tratar de encontrar alternativas a este sistema neoliberal,
individualista y consumista en el que vivimos", concluye Claudio.
Vinieron al país hace más de
30 años desde Europa para trabajar con los sectores más pobres. Su paso por la
Pastoral Social en el Alto Valle ha dejado huellas profundas.
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